Los dos hablamos del orgullo, como algo bueno, pero que hay que mantenerlo cortito porque sino se vuelve vicio. Y entre todos los orgullos el nacional. Si bien el quisiera decirse ciudadano mundial, no puede dejar de admitir que cuando pisa Argentina siente algo especial. Y no sabe que hacer porque odia los regionalismos y esas mañas de defender lo propio en detrimento de lo ajeno. Yo propongo defender la patria, la propia, la ajena. Todas las patrias del mundo. Defender lo que nos hace ser nación en defensa de todas las naciones. Así proteger la diversidad que caracteriza al mundo, enriqueciendo nuestras formas y nuestra libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario