Una señora se acerca preguntando si soy afilador, a lo que respondí con una carcajada. Ella trabaja en el hospital frente a la plaza y necesita afilar sus tijeras; yo necesito agua para continuar viaje y aunque no soy afilador, me da agua igual.
Entro al hospital (durante la tarde entraba y salía tanta gente que pensé que era el club) y lo conozco a Héctor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario